Una industria en crecimiento con impacto creciente
La industria de los eventos deportivos continúa expandiéndose en México y el mundo, tanto en asistencia como en influencia económica y mediática. Sin embargo, su impacto ambiental sigue siendo una deuda pendiente. A pesar de algunos avances aislados, temas como la sostenibilidad, la gestión de residuos o la reducción de la huella de carbono aún no están integrados de forma sistemática en su operación ni planificación estratégica.
Casos internacionales como el Everest —convertido en vertedero de residuos deportivos—, los Juegos Olímpicos o maratones urbanos como el de Londres, evidencian que la masividad genera no solo momentos de gloria deportiva, sino también toneladas de basura y consumo desmedido de recursos naturales. En 2019, 350,000 botellas de plástico fueron desechadas durante una sola edición del maratón londinense.
El fútbol mexicano: cifras que alertan
En el caso del fútbol mexicano, uno de los deportes con más espectadores en el país, la huella ecológica es alarmante. Investigadores como Trejo-Pérez y Tolentino-Mayo (2024) estiman que un solo partido puede generar hasta 4 toneladas de residuos, con una asistencia promedio de 25,000 personas. En una temporada de 167 partidos, los 18 equipos de la liga generan unas 668 toneladas de basura.
A esto se suma el alto consumo de productos ultraprocesados envasados en plástico, motivado por el ambiente emocional de los encuentros. Este tipo de consumo no solo contamina, sino que contribuye indirectamente a enfermedades crónicas derivadas de malos hábitos alimenticios promovidos en estos eventos.
Movilidad, residuos y el reto del Mundial 2026
El transporte es otro factor clave. Un estudio en partidos del Rapid Vienna en Austria reveló que los vehículos particulares generaban el 71.6 % de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los eventos, frente al 27.1 % del transporte público. México deberá afrontar este desafío logístico rumbo al Mundial 2026, donde el consumo de agua, energía y el uso del suelo urbano se perfilan como puntos críticos a resolver.
Ejemplos recientes como la Serie del Caribe 2025 en Mexicali muestran los contrastes. Si bien se generaron 100 toneladas de basura en solo cuatro días, también se movilizaron más de 42,000 personas mediante transporte gratuito gracias al Instituto de Movilidad Sustentable de Baja California. Este tipo de medidas anticipan lo que deberá planearse de cara a futuros eventos como la Serie del Caribe 2027 en Hermosillo.
Una llamada a la acción interdisciplinaria
La recomendación es clara: se necesita un enfoque integral. La logística de transporte debe priorizar el uso de medios colectivos y sostenibles, al tiempo que se implementan estrategias efectivas de separación y recolección de residuos, puntos de reúso, y una planificación ambiental coordinada por equipos interdisciplinarios. La sustentabilidad no puede seguir siendo un apéndice de estos espectáculos. Debe ser un eje rector.
La masividad no tiene por qué ser sinónimo de deterioro ambiental. Con voluntad política, innovación operativa y participación ciudadana, es posible transformar los eventos deportivos en espacios de celebración verdaderamente sostenibles.