De lo invisible a lo imprescindible
Cada clic, búsqueda o selfie deja una huella ambiental. Bajo este principio, movimientos como el green IT y el green digital están ganando terreno globalmente. El objetivo: reducir el impacto energético y ambiental de la tecnología mediante prácticas como el reciclaje de dispositivos, el uso de energía renovable y el desarrollo de software más eficiente.
Mientras el green IT se enfoca en la sostenibilidad del hardware y la infraestructura tecnológica, el green digital abarca el uso responsable de datos, inteligencia artificial e internet de las cosas. Ambos enfoques convergen hacia un modelo tecnológico más consciente y menos contaminante.
Nanotecnología y big data: la ciencia se suma
Investigadores como Amalio Fernández Pachecho, del Instituto de Física Aplicada de la Universidad Técnica de Viena, trabajan en innovaciones como nanohilos magnéticos que permiten almacenar y procesar información sin consumo continuo de energía. Estas soluciones podrían revolucionar la eficiencia energética de los chips.
En paralelo, expertos como Fernando Thompson de la Rosa, de la UDLAP, apuestan por el big data y el IoT para optimizar recursos y crear startups verdes. La clave está en modelos de negocio diseñados desde el inicio con criterios de sostenibilidad.
Del diseño a la acción: marcos regulatorios y grandes empresas
El marco europeo GR491 aporta una estructura clara para el ecodiseño de servicios digitales, con 516 criterios repartidos en ocho áreas estratégicas. Desde arquitectura y contenido hasta experiencia de usuario, este estándar busca minimizar el impacto ambiental desde la concepción de los servicios digitales.
Las grandes tecnológicas ya están actuando. AWS invertirá 15,700 millones de euros en centros de datos sostenibles en Aragón, con eficiencia energética cuatro veces superior a la media. Microsoft planea ser carbono negativo en 2030 y reutiliza hasta el 90% de sus servidores. IBM, por su parte, apunta a obtener el 90% de su electricidad de fuentes renovables para 2030 y desarrolla modelos de IA energéticamente eficientes.
Un esfuerzo colectivo global
La computación verde ya es una prioridad para organismos como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que trabaja con gobiernos en la gestión de residuos electrónicos. Se estima que estos materiales podrían generar hasta 62,500 millones de dólares en valor recuperable.
La transición tecnológica verde es un camino inevitable. Diseñar, consumir y gestionar tecnología con criterio ecológico no solo es posible, sino urgente. La innovación responsable no compromete el rendimiento: redefine el progreso.