La Comisión Europea ha puesto en marcha una nueva estrategia para atraer talento científico internacional, con un enfoque especial en investigadores estadounidenses que se han visto perjudicados por los recortes presupuestarios propuestos en Estados Unidos. El programa, denominado Choose Europe for Science, contempla una inversión de 500 millones de euros entre 2025 y 2027, y forma parte de una ofensiva más amplia del bloque para reforzar su liderazgo global en ciencia y tecnología.
El plan incluye una serie de medidas para incentivar la llegada de profesionales altamente cualificados, como la creación de “superbecas” de siete años destinadas a investigadores destacados, así como el doble de financiación inmediata para quienes decidan trasladarse a Europa. Además, se establece como objetivo que todos los Estados miembros destinen el 3 % de su PIB a investigación y desarrollo (I+D) antes del año 2030.
El Retroceso Científico en Estados Unidos
El lanzamiento de esta iniciativa se produce en un momento en que la comunidad científica estadounidense enfrenta un escenario cada vez más incierto. El proyecto de presupuesto presentado por el expresidente Donald Trump para el ejercicio fiscal 2026 contempla recortes drásticos a agencias científicas clave. En caso de aplicarse, la Fundación Nacional de Ciencia perdería el 56 % de su presupuesto, y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) verían una reducción del 40 %.
A esto se suman decisiones recientes como la cancelación de más de 200 becas federales para investigación sobre VIH, la reducción de fondos para estudios relacionados con el COVID-19, y un recorte de 400 millones de dólares al presupuesto de la Universidad de Columbia. Además, un centro del NIH dedicado al estudio de enfermedades infecciosas como el ébola ha recibido órdenes de detener sus investigaciones.
Como resultado, se está produciendo una auténtica fuga de cerebros. Una encuesta publicada por la revista Nature indica que el 75 % de los científicos estadounidenses están considerando continuar su carrera fuera del país. Entre enero y marzo de 2025, las solicitudes enviadas por profesionales estadounidenses a instituciones extranjeras aumentaron un 32 % respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el interés de investigadores internacionales por trabajar en EE. UU. cayó de forma notable: -13 % desde Canadá, -39 % desde China y -41 % desde Europa.
Europa Responde Con Acciones Concretas
Varios países europeos han comenzado a reforzar sus programas nacionales para captar talento. En Francia, la Universidad de Aix-Marseille ha puesto en marcha el proyecto A Safe Place for Science, destinado a recibir científicos desplazados o censurados por las políticas estadounidenses, con una dotación de 15 millones de euros.
En Alemania, la Sociedad Max Planck ha creado el programa transatlántico Max Planck Transatlantic, que busca establecer centros de investigación conjuntos con instituciones de EE. UU. y ofrece puestos de dirección a investigadores destacados obligados a abandonar el país norteamericano.
España También Toma La Iniciativa
El gobierno español ha intensificado sus esfuerzos para atraer talento científico internacional, centrando sus esfuerzos en áreas estratégicas como biotecnología cuántica, inteligencia artificial, materiales avanzados y semiconductores. El programa ATRAE, dirigido a investigadores consolidados, ha sido reforzado con 45 millones de euros, y ofrece hasta 200.000 euros por proyecto a candidatos provenientes de Estados Unidos.
Por su parte, el programa Ramón y Cajal, que promueve la carrera científica de jóvenes investigadores, ha incrementado su presupuesto en un 150 % desde 2018, permitiendo financiar a 500 investigadores por año, de los cuales el 30 % son extranjeros.
La Unión Europea aspira a convertirse en un espacio donde la investigación científica pueda desarrollarse con libertad, alto nivel competitivo y sin limitaciones ideológicas, reforzando así su lugar como uno de los centros más relevantes en el ámbito global de la ciencia.