Nuevo impuesto afectaría a millones de familias
Una propuesta republicana presentada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos busca imponer un impuesto del 5% a las remesas enviadas por extranjeros y no ciudadanos, lo que representa una amenaza directa para las economías de países como El Salvador, Guatemala y Honduras, donde las remesas son un pilar económico clave.
El proyecto se sumaría a las tarifas actuales de entre 5% y 10% cobradas por servicios de transferencia como Western Union y MoneyGram. Según Carlos Acevedo, exdirector del Banco Central de El Salvador, la medida tendría efectos negativos sobre el crecimiento económico regional, especialmente para países con alta dependencia de las transferencias desde Estados Unidos.
Impacto económico y social regional
Las remesas representan cerca del 20% del PIB salvadoreño y son esenciales para el consumo de hogares pobres con escaso acceso a otras fuentes de ingreso. En 2023, los flujos hacia Centroamérica alcanzaron cifras récord. Autoridades como el presidente del Banco de Guatemala, Álvaro González Ricci, advirtieron que cualquier impuesto afectaría tanto a nivel macroeconómico como directamente a las familias.
A pesar de ello, se estima que los migrantes absorberían parte del costo, lo que podría mantener estables los flujos, aunque expertos como Manuel Orozco del Inter-American Dialogue advierten que el volumen de remesas podría caer hasta un 10%.
Respuesta diplomática y legal de México
México ha reaccionado con firmeza. El canciller Juan Ramón de la Fuente anunció acciones legales y políticas para frenar la propuesta. El embajador Esteban Moctezuma envió una carta al Congreso estadounidense recordando que los migrantes mexicanos ya pagan impuestos federales y que un nuevo gravamen representaría una doble imposición. En 2021, los migrantes mexicanos pagaron más de 121 mil millones de dólares en impuestos.
Moctezuma subrayó que imponer este tipo de medidas afectaría desproporcionadamente a trabajadores vulnerables que sostienen tanto a sus familias como a la economía estadounidense. La propuesta también fue rechazada por la Asociación de Transacciones Electrónicas, que alertó sobre el posible desvío de usuarios hacia canales informales.
Viabilidad legal y riesgos financieros
No es la primera vez que se plantea este tipo de impuesto. Durante su primer mandato, Donald Trump propuso una medida similar, pero enfrentó obstáculos legales por la dificultad de distinguir entre remesas personales y transferencias comerciales. Solo Oklahoma aplica actualmente un impuesto comparable, con ingresos moderados.
Según analistas de Barclays, de implementarse, el impuesto podría generar depreciaciones en monedas regionales como el quetzal, el lempira o el peso mexicano. Sin embargo, señalan que el impacto sería puntual y no estructural, dada la resiliencia demostrada por las remesas incluso durante la pandemia.