NASA Refuerza la Defensa Contra Huracanes en EE. UU.

Inicia la temporada de huracanes en el Atlántico y la NASA intensifica su papel en la protección de comunidades vulnerables, utilizando una combinación de tecnología espacial, modelado avanzado y colaboración interinstitucional para anticipar y mitigar los impactos de estos fenómenos naturales. Aunque no es responsable de emitir alertas meteorológicas, su contribución técnica es clave para mejorar la preparación, la respuesta y la recuperación ante huracanes en territorio estadounidense.

Datos Críticos en Tiempos de Emergencia

Durante eventos como los huracanes Helene y Milton en 2024, la NASA activó su sistema de Coordinación de Respuesta a Desastres, proporcionando a las autoridades locales y federales herramientas como mapas de inundaciones, análisis de apagones y datos geoespaciales detallados. Plataformas como el portal de mapeo de desastres de la NASA permitieron a los equipos de emergencia identificar rápidamente las zonas más afectadas.

Uno de los recursos más eficaces es el conjunto de productos Black Marble, que utiliza imágenes nocturnas para detectar cortes de energía con precisión a nivel de vecindario. Esta capacidad ha sido fundamental para evaluar la seguridad en áreas sensibles, como sitios de residuos peligrosos, antes del despliegue de equipos de campo.

Seguimiento en Tiempo Real Desde el Espacio

A medida que un huracán se forma y gana fuerza sobre aguas cálidas, satélites como el del proyecto GPM (Global Precipitation Measurement), desarrollado junto con la agencia espacial japonesa, proporcionan datos detallados sobre la intensidad y distribución de las lluvias. Su integración con otras fuentes permite generar estimaciones de precipitación casi en tiempo real, actualizadas cada 30 minutos. Esta información ha sido clave, por ejemplo, para anticipar zonas de desastre antes de que se emitan declaraciones oficiales.

Mientras el huracán Helene avanzaba, los mapas generados a partir de estimaciones de lluvia fueron entregados a agencias de salud estatales, facilitando la preparación anticipada de recursos. Al mismo tiempo, el modelo Streamflow-AI, que emplea inteligencia artificial, anticipó aumentos en los caudales de ríos secundarios, brindando información clave para apoyar decisiones sobre posibles evacuaciones.

Innovación Satelital al Servicio de la Seguridad

NASA también está revolucionando la observación meteorológica mediante el uso de pequeños satélites como los del programa TROPICS. Esta constelación permite monitorear tormentas con mayor frecuencia y resolución, algo que los grandes satélites no logran por sí solos. Equipados con radiómetros de microondas, estos satélites pueden “ver” a través de las nubes, lo que resulta esencial para observar el desarrollo interno de un huracán incluso en condiciones meteorológicas adversas.

Otros instrumentos de bajo costo, como RainCube, TEMPEST y COWVR, han demostrado ser eficaces en la medición de lluvia, viento y humedad. Estas tecnologías, desarrolladas en colaboración con centros como el JPL (Jet Propulsion Laboratory), han comenzado a integrarse en los sistemas de alerta temprana utilizados por entidades como el Joint Typhoon Warning Center.

Además, el análisis de la actividad eléctrica dentro de los huracanes se ha convertido en una herramienta prometedora para detectar fases de intensificación rápida. Durante el huracán Helene, un incremento en los rayos dentro del ojo de la tormenta coincidió con su transformación de categoría 2 a 4, una observación que podría integrarse en futuras alertas.

Vigilancia Antes de la Tormenta

Incluso antes de que un ciclón se forme, la NASA ya está observando el entorno global. A través de datos combinados de sensores como MODIS, VIIRS y Sentinel-6, se generan mapas diarios de temperatura superficial del mar y contenido térmico oceánico, factores clave en la formación y evolución de tormentas. Estas mediciones ayudan a identificar con anticipación zonas del Atlántico propensas a la intensificación de sistemas tropicales.

La vigilancia también incluye misiones aéreas como CPEX-CV, que estudian ondas atmosféricas africanas capaces de evolucionar en ciclones atlánticos. Este enfoque integral, que cruza décadas de datos satelitales, oceanográficos y atmosféricos, permite convertir señales tempranas en acciones anticipadas.

NASA continúa desarrollando y adaptando sus capacidades tecnológicas para responder mejor a uno de los desafíos climáticos más intensos de cada año. Su combinación de ciencia, innovación y colaboración interinstitucional se ha convertido en un eje esencial en la defensa de las comunidades estadounidenses frente a los huracanes.