La Unesco alerta del impacto energético y hídrico global
La Unesco ha lanzado una advertencia contundente sobre el coste medioambiental de la inteligencia artificial generativa. Según su nuevo informe, el crecimiento acelerado de esta tecnología está ejerciendo una presión alarmante sobre sistemas energéticos, recursos hídricos y minerales críticos, con un impacto que ya es comparable al consumo energético anual de países enteros.
Con más de 1.000 millones de personas usando estas herramientas diariamente, cada interacción implica un gasto promedio de 0,34 vatios por hora. Eso se traduce en hasta 310 gigavatios hora al año, lo mismo que consume la electricidad de más de tres millones de personas en países de bajos ingresos.
Agua y minerales: víctimas invisibles del avance tecnológico
Los centros de datos necesitan agua para refrigerar sus procesadores. Solo entre Google, Microsoft y Meta, la Unesco estima que el consumo hídrico podría triplicarse para 2027. Se proyecta que el uso de agua por parte de la IA alcance entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos anuales, más de lo que consume Dinamarca en un año.
Además del agua, la producción de hardware para IA también requiere procesos intensivos en recursos naturales, lo que añade una capa de presión sobre el medio ambiente y compite con necesidades sociales básicas, sobre todo en contextos vulnerables.
Tres soluciones para reducir el impacto ambiental
La Unesco propone una triple estrategia para minimizar el daño ambiental:
- Compresión de modelos: usar técnicas como la cuantización para reducir decimales en los cálculos, lo que permite ahorrar hasta un 44% de energía sin perder precisión significativa.
- Prompts más cortos y respuestas breves: se logró reducir hasta un 75% del consumo energético al sintetizar la interacción humano-máquina.
- Uso de modelos pequeños para tareas simples: estos pueden contaminar hasta 50 veces menos que los modelos grandes sin comprometer la calidad del resultado.
Combinadas, estas medidas permiten alcanzar hasta un 90% de ahorro energético.
Educación y hábitos: claves del futuro sostenible
Más allá de la tecnología, el cambio también depende del usuario. La Unesco está promoviendo la alfabetización digital para enseñar a estudiantes y usuarios en general cómo sus interacciones con la IA tienen implicaciones ambientales y éticas.
Evitar saludos innecesarios o frases de cortesía al usar modelos de IA como ChatGPT es una recomendación concreta: cada palabra implica más procesamiento y consumo de recursos, sin impacto en la calidad de la respuesta.