Nuevo ajuste monetario ante señales mixtas de la economía
El Banco de Inglaterra ha decidido reducir los tipos de interés del 4,25 % al 4 %, el nivel más bajo desde 2022. Esta medida, aprobada por mayoría (5 a 4) en el Comité de Política Monetaria, marca el quinto recorte consecutivo en un año y posiciona al Reino Unido por delante de otras economías avanzadas en el giro hacia una política más flexible.
La decisión se produce en un contexto de desinflación progresiva, con caídas sostenidas en las presiones internas sobre salarios y precios. Sin embargo, el banco central reconoce un panorama más complejo. La inflación general subió al 3,6 % en junio, impulsada por el encarecimiento de la energía, los alimentos y otros precios administrados. Las previsiones apuntan a un repunte hacia el 4 % en septiembre antes de volver gradualmente al objetivo del 2 %.
Impacto limitado en los mercados financieros
Pese al esperado estímulo monetario, el índice FTSE 100 cerró con una ligera caída. Este comportamiento refleja la cautela de los inversores ante la fragilidad económica del Reino Unido, donde la debilidad estructural, las recientes subidas fiscales y la moderación del consumo actúan como factores limitantes. Aunque el índice ha mostrado solidez durante 2025, las perspectivas de crecimiento siguen siendo moderadas.
En el mercado de divisas, el par GBPUSD se ha recuperado hasta los 1,3377 dólares, favorecido por la debilidad reciente del dólar estadounidense. Sin embargo, la libra sufrió una caída del 3,8 % en julio, su peor resultado mensual desde 2022. La evolución futura del tipo de cambio dependerá en gran medida de las decisiones monetarias del Banco de Inglaterra y de los planes del Tesoro británico sobre la venta de bonos soberanos.
Riesgos y expectativas a corto plazo
El entorno actual enfrenta una disyuntiva clave: política monetaria más flexible frente a un crecimiento todavía débil. Esta combinación podría mantener una presión lateral o incluso bajista sobre los activos británicos, al menos en el corto plazo. El FTSE 100 buscará apoyo en una mejora del sentimiento global, mientras que el GBPUSD seguirá expuesto a la volatilidad ante cualquier sorpresa en los datos macroeconómicos o cambios en la orientación de la Reserva Federal de Estados Unidos.