Planificación financiera: el gran reto pendiente en España

Bajo conocimiento y falta de hábitos sólidos

En un entorno saturado de información, la educación financiera continúa siendo una debilidad entre los ciudadanos españoles. La última Encuesta de Competencias Financieras del Banco de España revela que solo el 19% de los participantes responde correctamente a tres preguntas básicas sobre inflación, interés anual y diversificación. Esta carencia limita la capacidad para tomar decisiones informadas y prepararse ante imprevistos o metas a largo plazo.

Expertos coinciden en que el primer paso para una buena salud financiera es asumir el control desde los primeros ingresos. Elaborar un presupuesto permite identificar ingresos, gastos y posibilidades de ahorro. Este último debería priorizarse para construir un fondo de emergencia que respalde ante situaciones inesperadas.

Organizar objetivos y tomar decisiones racionales

Uno de los métodos más eficaces es dividir las finanzas personales en cuatro áreas clave: gastos diarios, ahorro a corto plazo, planificación para la jubilación e inversión. Esta estrategia permite establecer metas diferenciadas y aplicar horizontes temporales y productos financieros adecuados para cada caso.

Diferenciar entre objetivos ayuda a asignar mejor los recursos. Por ejemplo, no es lo mismo planear un viaje dentro de un año que ahorrar para una vivienda en diez. Aquí entran en juego la tolerancia al riesgo, la rentabilidad esperada y el tiempo disponible. Sin esta reflexión, es más fácil tomar decisiones emocionales que comprometen la estabilidad financiera.

Instrumentos y reglas para gestionar el dinero

Las entidades ofrecen múltiples productos como fondos, seguros, planes de pensiones o carteras gestionadas. Pero elegir de forma adecuada requiere entender conceptos como rentabilidad, riesgo, volatilidad o interés compuesto. Una fórmula común es la regla 50/30/20: destinar el 50% de los ingresos a necesidades básicas, el 30% a ocio y el 20% a ahorro o inversión.

El asesoramiento profesional es clave para evitar errores comunes como fijar metas sin conocer el perfil de riesgo. El uso de herramientas digitales y programas de formación puede facilitar el proceso. Según los expertos, dejar todo el dinero sin invertir supone perder poder adquisitivo frente a la inflación, por lo que combinar ahorro e inversión resulta necesario para alcanzar objetivos futuros.

Impulsar la educación financiera desde fuentes fiables

El crecimiento de contenido financiero en internet obliga a filtrar cuidadosamente la información. Se recomienda recurrir a fuentes reguladas y profesionales que garanticen transparencia y rigor. Las entidades financieras ya implementan iniciativas para mejorar esta educación: CaixaBank cuenta con un modelo de asesoramiento personalizado y programas gratuitos; BBVA promueve desde 2013 el proyecto “Mi Jubilación” con recursos abiertos para aprender a ahorrar e invertir.

Acompañar al cliente en el proceso de planificación refuerza la toma de decisiones informadas y la confianza a largo plazo. Comprender los productos disponibles y tener claro el horizonte temporal de cada objetivo permite gestionar mejor los recursos, proteger el patrimonio y asegurar un futuro económico más estable.