Meta ha intensificado su incursión en el competitivo terreno de la inteligencia artificial superinteligente tras no lograr adquirir la prometedora startup Safe Superintelligence (SSI), valorada en 32.000 millones de dólares. A falta de una operación directa, la compañía liderada por Mark Zuckerberg ha optado por incorporar directamente a las figuras más influyentes detrás del proyecto, en una clara señal de su determinación por liderar la carrera hacia la superinteligencia.
La apuesta inicial de Meta por adquirir SSI fue rechazada por el cofundador de la empresa, Ilya Sutskever, quien también fue científico jefe de OpenAI. Sin embargo, lejos de retirarse, Meta redirigió su estrategia y logró contratar a Daniel Gross, CEO y cofundador de SSI, junto a Nat Friedman, exdirector de GitHub. Ambos lideran además el fondo de inversión NFDG, especializado en inteligencia artificial y altamente valorado en Silicon Valley.
Una Red De Alianzas Dentro De La Estructura De Meta
Gross y Friedman se incorporarán al equipo bajo la dirección de Alexandr Wang, fundador de Scale AI. Wang se unió recientemente a Meta tras un acuerdo de 14.300 millones de dólares, mediante el cual la empresa adquirió el 49 % de participación en Scale. Esta consolidación refuerza el núcleo estratégico de Meta en el área de IA, sumando figuras con experiencia técnica y financiera reconocida a nivel internacional.
Como parte de esta ofensiva, Meta también obtendrá una participación en NFDG, consolidando su acceso a uno de los fondos de capital de riesgo más codiciados para proyectos de inteligencia artificial en etapa temprana. Esta combinación de capital, talento y visión posiciona a Meta en una posición privilegiada frente a sus competidores tecnológicos.
Safe Superintelligence
A pesar de contar con apenas un año de existencia y una plantilla reducida de aproximadamente dos docenas de empleados, SSI ha captado la atención del sector gracias a su enfoque exclusivo en el desarrollo de una inteligencia artificial segura y alineada. Sin ofrecer productos públicos ni demostraciones, la empresa ha conseguido levantar 2.000 millones de dólares en abril tras una ronda previa de 1.000 millones en septiembre, elevando su valoración a 32.000 millones.
El modelo de SSI contrasta con el enfoque más comercial adoptado por otras entidades como OpenAI. Su filosofía ha atraído a inversores de peso como Google, Nvidia, Andreessen Horowitz y DST Global. Además, se ha convertido en uno de los principales clientes de Google Cloud en el uso de unidades de procesamiento tensorial (TPUs), un indicio del nivel de sofisticación técnica de sus operaciones.
Expansión Silenciosa y Compromiso Con La Independencia
SSI ha iniciado una expansión discreta hacia Tel Aviv, donde ha comenzado a contratar talento académico local. La empresa ha mantenido un perfil hermético, incluso con sus propios movimientos internacionales, lo que alimenta tanto su misterio como su atractivo.
La negativa a vender la empresa a Meta no solo representa una decisión económica, sino una postura firme en favor de la independencia operativa y filosófica. En un entorno cada vez más dominado por grandes corporaciones tecnológicas, esta decisión posiciona a SSI como un raro ejemplo de autonomía en el desarrollo de tecnologías críticas.
Meta Apuesta Al Talento Para Avanzar En Superinteligencia
Ante esta resistencia, Meta ha optado por atraer directamente a las mentes que dieron forma a SSI. La contratación de Daniel Gross y Nat Friedman, sumada a la integración de Alexandr Wang y la inversión en NFDG, representa una estrategia clara: asegurar los recursos humanos y financieros necesarios para acelerar el desarrollo de inteligencia artificial avanzada dentro de su ecosistema.
Esta maniobra marca un punto de inflexión en la carrera global por la superinteligencia, y refleja hasta qué punto Meta está dispuesta a llegar para posicionarse como líder en una tecnología que definirá el futuro del sector.