Las ventas suben, pero uno de cada cinco cargadores no funciona
La transición hacia la movilidad eléctrica en España avanza a dos velocidades. Mientras las ventas de vehículos electrificados se duplican y alcanzan un 16,8% del mercado en el segundo trimestre de 2025, la infraestructura de recarga pública reduce drásticamente su ritmo de crecimiento. Según el último Barómetro de Electromovilidad de ANFAC, solo se han sumado 1.534 nuevos puntos de carga, lo que supone un crecimiento del 3%, muy inferior al trimestre anterior.
La red nacional alcanza así los 47.892 cargadores instalados, pero con un problema serio: el 22% no está operativo. Es decir, más de 13.700 puntos no funcionan, lo que genera frustración entre los usuarios y dificulta la adopción masiva del vehículo eléctrico. Si todos estuvieran activos, España estaría muy cerca del objetivo de 64.000 puntos fijado por ANFAC para 2024.
El mercado se dinamiza, pero la infraestructura no acompaña
Pese a estos obstáculos, el mercado sigue ganando tracción. En el segundo trimestre se han matriculado 62.615 turismos electrificados, el doble que en el mismo periodo del año anterior. Este crecimiento ha impulsado el indicador global de electromovilidad de España hasta los 18,7 puntos sobre 100. Aun así, el país sigue por debajo de la media europea (32,3 puntos) y solo supera a Italia, Hungría y República Checa.
José López-Tafall, director general de ANFAC, advierte que el sector necesita “medidas de mayor impacto” y una política fiscal más favorable para no quedarse atrás. Insiste en que el crecimiento debe acelerarse para seguir el ritmo que marcan las regulaciones europeas y pide evitar mensajes que penalicen el uso del vehículo privado, independientemente de su tecnología.
La recarga rápida avanza, pero no es suficiente
La red de recarga rápida, esencial para igualar la experiencia de repostaje con los vehículos tradicionales, apenas representa el 9,1% del total, con 4.379 puntos. En este trimestre se han instalado 371 nuevos cargadores de más de 150 kW, un dato positivo pero insuficiente si se quiere fomentar también la electrificación del transporte pesado, que sigue completamente paralizada.
En paralelo, se han instalado 1.085 puntos con potencias de 22 kW o inferiores, que ya suponen casi el 70% de toda la red. Esto contrasta con las necesidades actuales del parque móvil, ya que muchos vehículos eléctricos ligeros ya permiten cargas por encima de los 100 kW. La falta de planificación adecuada en la calidad de la red podría convertirse en un cuello de botella para la expansión real del coche eléctrico.
Urgencia para evitar un freno estructural
El estancamiento en el despliegue de cargadores rápidos y la elevada tasa de inoperatividad representan un desafío estructural para el desarrollo del ecosistema eléctrico en España. A pesar de la buena respuesta del mercado, la infraestructura no acompaña al ritmo necesario. La falta de visibilidad en los planes de apoyo y la lentitud administrativa amenazan con desacelerar la transición energética en el sector transporte.
Para cumplir con los objetivos europeos y garantizar una movilidad sostenible y competitiva, será clave acelerar el despliegue de puntos operativos, fomentar la recarga ultrarrápida y garantizar el mantenimiento de la red ya existente.