España gana peso como motor económico de la UE

Mientras Alemania se enfría, España acelera su expansión

En un contexto donde la locomotora tradicional de Europa, Alemania, registra una contracción del 0,3% en su PIB trimestral, España ha sorprendido con un crecimiento robusto del 0,7%, situándose entre los países con mayor dinamismo económico de la eurozona. Esta cifra contrasta fuertemente con la media de la eurozona, que apenas avanza un 0,1% según los últimos datos de Eurostat.

Mientras Italia también cae (-0,1%) y Países Bajos se desacelera, la economía española se consolida como una de las pocas que logra mantener un ritmo de expansión sólido. Este desempeño sugiere que el centro de gravedad económico de Europa podría estar desplazándose hacia el sur, en medio de una reconfiguración del equilibrio postcrisis y postpandemia.

Consumo e inventarios sostienen la resistencia española

Una de las claves del crecimiento español es la solidez del consumo interno, impulsado por mejoras en el empleo y un gasto público activo. El consumo privado en la eurozona apenas subió un 0,1%, mientras que el gasto público aumentó un 0,5%. En el caso español, ambos componentes han mostrado fortaleza, respaldados por políticas fiscales expansivas y subsidios aún vigentes que han amortiguado los efectos del encarecimiento del crédito.

Otro factor decisivo ha sido el ajuste de inventarios, que ha contribuido positivamente al PIB. Frente a un entorno exportador debilitado, con caídas del 0,5% en la eurozona, España ha compensado la debilidad exterior gracias a una demanda interna más resiliente. Las importaciones, en tanto, se han mantenido contenidas, lo que ha favorecido la balanza de crecimiento.

España sube en el ranking de creación de empleo

El buen ritmo económico también se refleja en el mercado laboral. España fue el segundo país con mayor incremento de empleo en el segundo trimestre (+0,7%), solo detrás de Bulgaria (1,1%). Este avance refuerza la mejora gradual del mercado laboral español y apunta a una recuperación más inclusiva, aunque persisten desafíos estructurales como la temporalidad.

En total, el empleo en la eurozona creció un modesto 0,1%, evidenciando que solo unos pocos países están tirando del carro. El repunte español ayuda a elevar la media comunitaria y demuestra que el país ha logrado convertir una etapa de reformas y ajuste en una nueva fase de crecimiento más estable.

¿Puede España liderar una nueva etapa de crecimiento europeo?

Con Alemania atrapada en una mezcla de inflación persistente y caída de la demanda industrial, y Francia mostrando señales mixtas, España podría emerger como una de las principales referencias del crecimiento europeo en los próximos trimestres. Su dinamismo actual no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de un ecosistema que ha sabido adaptarse mejor a los shocks de los últimos años.

Además, sectores como el turismo, la construcción, las energías renovables y los servicios tecnológicos están aportando mayor valor añadido que en ciclos anteriores. Las inversiones del fondo NextGenerationEU también están comenzando a tener efecto, sobre todo en digitalización e infraestructura verde.

Si la tendencia se mantiene, España no solo crecerá más que sus socios, sino que podría ejercer mayor influencia en la agenda económica de la Unión Europea. Esto abre una oportunidad para reposicionarse no solo como receptor de fondos, sino como generador de estabilidad y liderazgo económico.