EEUU se acerca a niveles de deuda récord, advierten expertos

El FMI y las agencias alertan de un aumento imparable

La deuda pública de Estados Unidos está entrando en una fase crítica. Lo que hace unos años parecía una advertencia lejana se ha convertido en un riesgo real: Washington podría superar a Italia y Grecia en nivel de endeudamiento hacia el final de la década, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo prevé que la deuda federal alcance el 143% del PIB antes de 2030, impulsada por un déficit anual cercano al 7%.

Mientras economías históricamente vulnerables como Grecia o Italia reducen gradualmente su carga financiera, Estados Unidos sigue en dirección opuesta. Grecia pasaría del 146% actual al 132% en 2030, e Italia rondaría el 137%. En contraste, la trayectoria estadounidense apunta a un incremento continuo y difícil de revertir.

El deterioro fiscal preocupa a las agencias de calificación

Scope Ratings ha rebajado la calificación crediticia del país de AA a AA-, argumentando un “deterioro sostenido” de las finanzas públicas. La agencia advierte de déficits estructurales y un incremento de los pagos por intereses, que podrían representar el 13,2% de los ingresos fiscales en 2030. Este peso creciente podría limitar el margen de maniobra fiscal y comprometer el crecimiento económico.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el incremento de la deuda “ralentizaría el crecimiento, elevaría los pagos a acreedores extranjeros y aumentaría los riesgos económicos y fiscales”. Además, podría restringir la capacidad del Congreso para implementar nuevas políticas sin afectar la estabilidad financiera.

El efecto dominó: tipos más altos e inflación controlada

El FMI ha subrayado que cada aumento del 1% en la relación deuda/PIB puede elevar los tipos de interés a largo plazo entre 20 y 30 puntos básicos. Esta tendencia presionaría la rentabilidad de los bonos y complicaría la financiación del gobierno. Los analistas coinciden en que una deuda tan elevada tiende a provocar un ciclo de tipos de interés más altos y menor crecimiento.

Desde JP Morgan, Jacob Manokian define la situación como “una bomba de tiempo fiscal”. Aunque no anticipa una crisis abrupta, advierte que el país podría optar por “inflar” su deuda, es decir, tolerar una inflación más alta para reducir el peso real del endeudamiento. Según el banco, esta estrategia conllevaría una pérdida progresiva de poder adquisitivo y una erosión de la independencia de la Reserva Federal.

Presión política sobre la Reserva Federal

El presidente Donald Trump ha dejado clara su intención de influir en la política monetaria. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que ya evalúa posibles reemplazos para Jerome Powell, con nombres como Christopher Waller, Michelle Bowman, Kevin Warsh y Rick Rieder entre los candidatos. El objetivo sería lograr una Fed más alineada con una política monetaria flexible que tolere mayor inflación.

Este debate ha generado inquietud en los mercados. Una Fed menos independiente podría modificar su mandato histórico de estabilidad de precios, priorizando la financiación del gobierno sobre el control de la inflación.

Visiones divididas sobre la magnitud del riesgo

No todos los analistas coinciden en el diagnóstico. Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, comparó el ritmo actual de endeudamiento con el de la Segunda Guerra Mundial, calificándolo como “una placa en las arterias del sistema”. Cree que la corrección vendrá con aumentos de impuestos y recortes de gasto, más que con inflación deliberada.

La Fundación Peterson coincide en que el sistema presupuestario estadounidense está “roto” y requiere una solución bipartidista. Aunque no ve una crisis inmediata, advierte que el país ya enfrenta los efectos de su exceso de deuda. Sin un acuerdo político amplio, la sostenibilidad fiscal seguirá deteriorándose en los próximos años.