Una votación agónica, tensiones internas y presión presidencial
La ambiciosa reforma fiscal de Donald Trump ha sido aprobada este martes en el Senado tras una maratoniana sesión de 27 horas que incluyó la lectura completa del texto y un intenso proceso de enmiendas. La llamada One Big Beautiful Bill (BBB) salió adelante con el voto de desempate del vicepresidente J. D. Vance, después de que tres senadores republicanos rompieran filas, dejando el marcador en un ajustado 50-50. El resultado final, 51-50, supone una victoria política crucial para el presidente estadounidense, que presionó hasta el último minuto para lograr su aprobación antes del Día de la Independencia.
Un texto polémico que agrava el déficit y recorta ayudas sociales
La ley propone profundos recortes fiscales, elimina tasas a las propinas y canaliza cientos de miles de millones de dólares hacia el plan de deportaciones masivas y el presupuesto de defensa. Sin embargo, el equilibrio financiero previsto se basa en ajustes severos a programas sociales como Medicaid y SNAP, afectando a millones de personas con bajos ingresos. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la norma aumentará el déficit nacional en 3,3 billones de dólares durante la próxima década, elevando aún más la deuda pública, que ya supera los 37 billones.
La Cámara de Representantes, el último escollo
Aunque el Senado ha dado luz verde, el texto debe volver a la Cámara de Representantes debido a los numerosos cambios introducidos. Varios congresistas republicanos ya han advertido que no respaldarán la nueva versión. La aprobación previa se logró por un solo voto (215-214), lo que anticipa un nuevo pulso legislativo. Trump, impaciente, ha exigido a sus filas que actúen con rapidez, incluso recurriendo a amenazas veladas desde su red Truth Social.
Elon Musk se suma al drama y arremete contra el proyecto
El empresario Elon Musk ha reaparecido en el debate con duras críticas a la ley, calificándola de “completamente loca” y amenazando con financiar campañas contra los republicanos que la hayan apoyado. Trump no ha tardado en responder, insinuando que podría usar el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que él mismo encargó a Musk, para investigar y recortar fondos a sus empresas. Este cruce de reproches ha reactivado las tensiones entre ambos antiguos aliados.
Una aprobación que deja heridas y fracturas internas
Durante las sesiones en el Senado, se vivieron escenas de agotamiento y tensión. El senador Thom Tillis, uno de los tres republicanos que votaron en contra, anunció que no se presentará a la reelección y criticó abiertamente la “hipocresía” de sus colegas. La presión ejercida por Trump ha dejado claro el nuevo orden dentro del Partido Republicano: el que no obedece al líder, paga las consecuencias.
Con la aprobación en el Senado, la pelota está ahora en el tejado de la Cámara de Representantes. Si la norma se ratifica, marcará un hito en la política económica del segundo mandato de Trump, aunque a costa de profundos recortes sociales y un mayor desequilibrio fiscal.